El boletín epidemiológico del Ministerio estimó en ese periodo 3.185 muertes por suicidio por año, lo que se traduce en 8 muertes diarias  . Pero entre jóvenes y adultos menores de 30 años, esa frecuencia se acelera a casi una vida perdida cada dos horas —un dato corroborado por expertos que analizan tendencias recientes hacia un aumento en este grupo etario .

Diversas investigaciones destacan que las causas de esta crisis son multicausales: problemas socioeconómicos, salud mental desatendida, adicciones –incluyendo ludopatía– y escasez de redes de contención en escuelas y sistemas de salud  . La falta de infraestructura adecuada para emergencias psiquiátricas y la escasa financiación agravan el problema  .

En respuesta, el Estado implementó la Ley 27.130 de Prevención del Suicidio (2015) y amplió programas de vigilancia, capacitación profesional y asistencia telefónica. También se trabaja en protocolos para medios de comunicación, en línea con recomendaciones de la OMS, evitando descripciones de métodos y promoviendo mensajes de ayuda  .

Pese a estos avances, especialistas y organizaciones como UNICEF alertan sobre el urgente refuerzo de políticas públicas, inversión en salud mental y fortalecimiento de redes comunitarias. Promueven, además, reducir el estigma y fomentar una comunicación responsable basada en evidencias, no en alarmismo.