Entre los hechos más llamativos, se destaca el robo de una imagen de la Virgen de Itatí de una vivienda particular, un suceso que añade un componente de sacrilegio al delito común. Lo más perturbador es que, tras el hurto, los ladrones se comunicaron con la familia para exigir un rescate a cambio de la devolución de la efigie, una modalidad que genera indignación y desconcierto. Este caso se suma a otros actos de violencia que preocupan a la comunidad, como la detención de dos hermanos implicados en un brutal ataque a puñaladas, cuyas motivaciones aún se investigan, pero que reflejan una escalada en la agresividad de algunos episodios.

Las fuerzas policiales también reportaron el desbaratamiento de una banda compuesta por jóvenes que operaba en la ciudad, quienes no solo cobraban una especie de "peaje" a transeúntes en ciertas zonas, sino que también llegaron a agredir violentamente a móviles de la propia Policía. Este tipo de accionar, que desafía abiertamente la autoridad, evidencia una creciente audacia en el mundo delictivo juvenil. La actuación policial fue clave para desarticular esta peligrosa agrupación, aunque la presencia de estos grupos genera una sensación de vulnerabilidad en la ciudadanía, que demanda una mayor presencia y acción de las autoridades.

El preocupante panorama delictivo se completó con un trágico accidente en la Ruta Nacional 12, donde un motociclista perdió la vida tras ser atropellado por un vehículo, cuyas circunstancias están siendo investigadas. Este suceso fatal subraya la fragilidad de la seguridad vial y la necesidad de extremar precauciones en las rutas correntinas. La acumulación de robos, actos de violencia y accidentes fatales en una sola jornada refuerza el clamor popular por respuestas concretas y una estrategia integral que permita enfrentar esta ola de inseguridad que afecta a Corrientes.