Aunque su origen exacto es incierto, la hamburguesa moderna tal como la conocemos —una mezcla de carne molida entre panes con diversos acompañamientos— comenzó a ganar fama en Estados Unidos a principios del siglo XX. Algunas versiones sitúan su nacimiento en la ciudad de Hamburgo, Alemania, mientras que otras lo atribuyen a inmigrantes europeos que llevaron la receta a América del Norte.

Lo cierto es que desde entonces se convirtió en un símbolo de la cultura gastronómica global. Actualmente, se estima que se consumen más de 50 mil millones de hamburguesas al año solo en EE.UU., y América Latina no se queda atrás: el crecimiento de cadenas locales e internacionales, junto con la explosión de hamburgueserías artesanales, ha consolidado al producto como uno de los favoritos del paladar latinoamericano.

En Argentina, por ejemplo, se calcula que una persona consume entre 15 y 20 hamburguesas al año, con un boom de propuestas que incluyen desde la clásica “doble cheddar” hasta versiones vegetarianas y veganas. En ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza, este 28 de mayo se multiplican las promociones, combos especiales y festivales callejeros para celebrarla.

Además del costado comercial, algunas marcas y restaurantes aprovechan la fecha para impulsar campañas solidarias, como la donación de alimentos o jornadas de comida gratuita en barrios populares.

Como toda celebración popular, también hay debate: nutricionistas advierten sobre los excesos del consumo de comida ultraprocesada, mientras que otros defienden la hamburguesa casera como una opción equilibrada si se elabora con ingredientes frescos y se acompaña de manera saludable.

Sea con papas, batatas o ensalada, al plato o en pan brioche, con carne o lentejas, la hamburguesa tiene su día. Y millones de personas alrededor del mundo ya encontraron una excusa más para disfrutarla.